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Enfoque humanista para las marcas

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Artículos
Año
2023

Si pones en Google “Digital Transformation”, te devuelve 598 millones de resultados. Casi el triple que cuando escribes “pancakes recipe”. Esta cifra da cuenta del gran interés que existe por culminar la ansiada transformación que supuso la explosión de internet para las organizaciones. Hubo un tiempo en que parecía que sería algo más o menos sencillo: crear una versión digital de todo lo que hacíamos en la vida offline.

Más de dos décadas después nos hemos enterado de que aquello no iba a ser todo. La transformación implicaba muchas cosas, entre ellas se multiplicaban las facilidades para crear empresas con una lluvia de oportunidades que ha generado una frondosa superficie de nuevos y mejorados productos y servicios. Pero realmente ha calado mucho más profundo, también en la forma de relacionarnos entre personas y, por tanto, con nuestros trabajos y muy especialmente con las marcas.

Hasta entonces, lo que predominaba era un enfoque de gestión taylorista, una idea de 1911 que centra el buen funcionamiento en un proceso que divide tareas siempre iguales, como si las personas funcionasen igual que las máquinas. Sin embargo, para que una corporación se transforme y consiga incluso mejorar su funcionamiento, lo primero es ver a las personas como un todo complejo que se desarrolla en diferentes esferas y con sus naturales fluctuaciones.

Humanismo en las organizaciones

Abordar esta perspectiva es lo que busca el enfoque humanista aplicado en las organizaciones siendo capaz de escuchar y entender a los individuos para poder desplegar el potencial único de cada uno de ellos. Esta teoría comienza con un principio que puede parecer básico, pero que no se debe obviar: las organizaciones deben garantizar la dignidad de las personas y potenciar sus capacidades como adultas responsables en favor del propósito compartido que tienen como colectivo, en este caso empresarial.

En Soluble integramos este enfoque humanista para nuestro propio desarrollo, pero sobre todo para poder acompañar a las compañías a la hora de desarrollar sus marcas, muy especialmente en el entorno digital. Así que cuando hablamos de marca y decimos que es todo lo que nos permite modular una imagen, es clave todo lo que ocurre de puertas para dentro: su cultura organizacional y no solo entender qué hace la compañía, sino también el porqué y para qué lo hace.

La marca desde las personas

Una marca tiene mucho de las personas que la conforman y cómo se relacionan entre ellas. En sus realidades únicas e inimitables encontramos fortalezas que sacar a flote y construir la percepción que necesitamos para perdurar como negocios: nuestra imagen de marca.

Esto es crucial en aquellas marcas con alta presencia digital, porque así como la teoría de Taylor generaba procesos que requerían de mucho esfuerzo y mucho tiempo para poder implementar un cambio, el enfoque humanista -al respetar la naturaleza humana- otorga a las organizaciones una adaptación positiva y ágil, basada en la autonomía y la confianza en el criterio de nuestras personas.

Retroalimentación entre cultura y estrategia

Para que estos cambios no solo sean ágiles y coherentes con el sentido común, sino que además repercutan de forma congruente con la marca que somos y queremos seguir siendo, una vez más es fundamental haber sentado internamente las bases, reconocer esa estrategia que nos une y que nace de la propia cultura. Esta estrategia pone en palabras los conceptos que nos dan sentido, pero también es una herramienta práctica que ayudará a los profesionales a ser más conscientes de su papel y contribución, así como también permitirá una toma de decisiones más alineada, congruente y consciente en toda la corporación.

Abordar la transformación de las organizaciones desde un enfoque humanista precisa, por tanto, de abordar la gestión y activación de la marca desde una perspectiva similar. De esta manera, también lograremos multiplicar los beneficios que se conocen de aplicar este tipo de cultura (cambiar las jerarquías por la autonomía, el error por el aprendizaje que nos lleve a la innovación, cambiar los discursos por conversaciones, motivar el compromiso y evitar la retención del talento, etc.)

Pero además, la perspectiva humanista aplicada a las marcas nos permite abordar algo para nosotros crítico: la salud mental. No se confunde con una felicidad permanente que no sería más que generadora de frustraciones y, además, muy poco útil para la organización, sino como esa capacidad que tenemos como individuos y como colectivo de abordar los retos que se nos presenten, lidiar con las dificultades y saber afrontar lo que esto trae consigo en espacios sanos también para nuestra psicología.

Hoy en día para las organizaciones y para las marcas la transformación ya no es un objetivo, sino un estado constante que precisa de un enfoque cada vez más humano y más centrado -de verdad- en las personas. Ese es nuestro camino: volver a la esencia de lo que somos para saber cómo construir ágil y digitalmente hoy aquello que nos permita perdurar.