Medio en broma medio en serio, ya en las primeras entrevistas de trabajo que hacíamos en Soluble, contábamos que una de las principales razones que motivaron fundar el estudio en 2016 era que odiamos trabajar.
Evidentemente, nos referíamos a trabajar como se suponía que teníamos que hacerlo. Obligados, con horarios rígidos, durante 40 años seguidos, buscando la estabilidad, dentro de un marco preestablecido sin margen para vivir como nos gustaría vivir: siendo felices y haciendo felices a los demás. Disfrutando y haciendo disfrutar.
En el contexto que vivimos, el trabajo ocupa una porción enorme de nuestro tiempo, por lo que es una oportunidad maravillosa para perseguir ese propósito vital que tenemos.
Pensar que el trabajo puede hacernos felices por sí solo es una estupidez, pero sí que estamos convencidos de que puede contribuir a ello. Aunque solo sea por la relevancia que tiene en nuestro día a día.
En nuestra quizás poco humilde opinión, esta contribución pasa por conciliar cada vez de forma más eficaz la vida personal y la profesional. Pasa por conquistar libertades que nos permitan acercarnos a lo que cada uno entienda por felicidad.
Ser felices tal como somos
Para Soluble, la felicidad es algo complejo que tiene que ver, entre otras cosas, con comprender, aceptar y ser congruente con nuestros principios y valores. Con ser cada vez más conscientes y hábiles para aceptar tanto lo que viene como lo que es, sin dejar de ser nosotros mismos.
Dicho de otra forma, hablamos de la felicidad como algo estrechamente relacionado con la autenticidad. Con saber quiénes somos y poder ser tal y como somos, porque nos aceptamos y nos aceptan.
Felicidad como algo que tiene que ver con el camino y con el contacto entre semejantes, con conocerse y mostrarse para pertenecer.
Ser felices online
Lo estábamos consiguiendo. De las cosas que más han valorado siempre clientes y equipo es el ambiente que se crea cuando trabajamos. Esa química fruto de la alineación y la cultura, de cuidar lo intangible y hacerlo deseable.
Las celebraciones, las risas, el apoyo, la compañía, el esfuerzo compartido… Tanto en el día a día del estudio como en el trato con clientes siempre hemos tenido muy claro que esto va de personas y de relaciones, de disfrutar todo lo posible, cada paso, cada rato. De ser felices y hacer felices trabajando.
Y de repente 2020.
De un día para otro perdemos el contacto físico, esa piel, uno de los principales motores de lo que hacemos. De un mundo físico, presencial, de oficina y abrazos pasamos a un entorno virtual, remoto, de pantalla y emojis. Del contexto del ser al del parecer. Tierra hostil para quienes persiguen la autenticidad.
Una nueva etapa forzosa que, no obstante, leemos como oportunidad. Porque… ¿y si vamos un paso más allá?
Ser felices creciendo
Estamos convencidos de que lo que hacemos merece la pena. Como decía una de las últimas compañeras en incorporarse al equipo, “el sector merece que exista Soluble”. Una empresa dirigida por el propósito de “ser felices y hacer felices” en —y con— nuestro trabajo.
Por tanto, siendo coherentes con lo que queremos lograr, tiene sentido que aspiremos a más, que no nos conformemos. Más proyectos, más empresas, más impacto, más alcance, llegar a más gente y contar con más equipo. En definitiva, crecer.
El reto es hacerlo de forma coherente, sin renunciar a lo que nos ha traído hasta aquí, reparando lo que rompió la Covid y facilitando el ser auténticos en un contexto digital donde lo que prima, antes que ser, es parecer.
Crecer pasa por evolucionar, por cambiar. Necesitamos contar qué estamos haciendo y por qué. Cómo lo hacemos y cuál es el impacto que tiene. Necesitamos seguir siendo y haciendo, pero además parecer.
Necesitamos actualizar nuestra marca.