Sobre marcas y programación.
Siempre digo que he tenido mucha suerte de poder montar Soluble con mi socio y amigo Laurent Dietrich, un auténtico titán del front-end al que he podido ver crecer como programador desde los inicios de nuestra carrera, allá por el año 2010.
He contado la historia de Soluble en algunos podcasts y entrevistas pero creo que aún no aquí, en nuestra querida Touchpoint. Resumiendo, por si ya la conoces, la fundación de Soluble en 2016 supuso la consolidación de las trayectorias de Laurent y mía como freelances, algo que sin duda marca el carácter de la compañía que compartimos hoy.
Ambos estudiamos arquitectura en la ETSAM, donde nos conocimos, escépticos con la profesión de arquitecto pero agradecidos por la amplia formación en multitud de materias. Apasionado del diseño desde niño yo y programador autodidacta Laurent desde su adolescencia, a partir de ciertos concursos que empezaron a traer mis primeros clientes surgió la oportunidad de jugar a ser diseñador y programador trabajando juntos.
Cada uno tenía su propia actividad y luego compartíamos algunos proyectos. Para estas ocasiones, buscamos un nombre en 2011: Soluble Studio. La propuesta de valor estaba clara en aquel entonces, diseño y desarrollo web con buen nivel calidad-precio-tiempo. Punto.
Conforme nos fuimos formando y desarrollando como profesionales, la propuesta fue ganando complejidad: marcas, estrategias, aplicaciones, producto digital… Y una de las cosas que nos ha obsesionado desde el principio ha sido el discurso, explicar de forma clara, breve y efectiva qué ofrecemos.
Por la propia naturaleza del estudio, siempre ha existido el riesgo de que se nos disociaran las dos partes principales: por un lado estrategia y diseño, por otro lado desarrollo.
Hace años que empezamos a tomar decisiones para facilitar la convergencia de estas dos ramas. Decisiones como no coger proyectos que implicaran solo programación o estructurar el discurso desde la marca, hablando siempre de estrategia, diseño y desarrollo.
Que la estrategia con la que arrancamos un proyecto se perciba en la solución de diseño (obvio) y en cómo está programado un producto digital o una web (no tan obvio) es algo de lo que nos sentimos muy orgullosos y que valoran tanto clientes como equipo.
Gracias a la sensibilidad visual de Laurent (que tiene mucho que ver con que sea arquitecto) y al cuidado de los detalles que perseguimos en Soluble, la programación es una parte fundamental de nuestra propuesta de valor diferencial.
Este año nos hemos propuesto reforzar y consolidar nuestro equipo de desarrollo con la incorporación de Pablo Ortuño como Front-end Tech Lead y con otras contrataciones que hemos confiado a los amigos de Manfred.
Buscamos programadoras y programadores que entiendan el impacto de su trabajo en la experiencia digital de las marcas que diseñamos, en cómo las audiencias acabarán percibiendo nuestro trabajo y la marca de nuestros clientes.
Si te interesa o conoces a alguien que pudiera estar interesado, es una buena oportunidad para evolucionar como front-end developer con un enfoque exigente pero enriquecedor, programando desde el porqué y participando en las decisiones de diseño desde el principio de los proyectos.
¿Te vienes?
Ismael Barros
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