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Durante el verano los medios económicos compartían la noticia: Signalit levanta 11,6 millones de euros de inversión. El producto todavía estaba en una versión mínima, pero la idea ya estaba despertando el interés de inversores. ¿Por qué? Porque detrás de la compañía está Pedro Castillo, el emprendedor que consiguió convertir Devo en el único unicornio español en ciberseguridad y que ahora lanza al mercado su nuevo proyecto.

Para resolver desde su visión única los diferentes casos de uso a los que las organizaciones podían enfrentarse, la solución técnica no iba a ser sencilla. El reto requería muchas y diversas capacidades dentro del propio producto. A nivel de marca iba a ser fundamental no solo entenderlos, sino también ser capaces de estructurarlos y ordenarlos. La fase de inmersión fue una labor intensa para entender en profundidad esta realidad compleja y salir de ella con una propuesta de valor ordenada y accionable.

Así descubrimos que Signalit era un desarrollado deep-tech que permitía un control factible de los datos a través de una experiencia diseñada para ser usable, útil y memorable para el usuario. Esto lo convertía en el producto agnóstico, seguro e inmediato para el control, la optimización y la hiperrentabilidad en la gestión de los datos. Y aquí la marca debía ser capaz de transmitir esa seguridad, esa ambición y, sobre todo, la visión y el liderazgo único del equipo detrás de la solución.

Basándonos en el enfoque Soluble queríamos ofrecer unas herramientas estratégicas que fuesen activos de la marca desde el minuto cero. Para ello debíamos convertir las fortalezas descubiertas en la inmersión en conceptos teóricos eminentemente prácticos. Comenzamos con el propósito que movía al equipo: ser capaces de cambiar la situación de vivir en una ilusión sobre el control de los datos, para otorgar una nueva capacidad real, la de controlar de forma consistente y segura la gestión de la información que generamos hoy y la que generaremos en el futuro.