Ismael habla con Carlos Hernández de Quaderno sobre tiempo, felicidad y cómo otro trabajo es posible:
Dicen que el primer paso para alcanzar la felicidad es creer que tienes derecho a crear tu propia definición de felicidad. Porque aunque la meta es común —quién no la desea—, nuestros proyectos como individuos, como equipos y como empresas son diferentes y nuestros caminos también. Hoy voy a contar parte del camino de Carlos y de Quaderno. Te animo a leer hasta el final porque es oro la historia de esta empresa de software que lleva más de 20 años siendo rentable con un SaaS trabajando 25 horas a la semana.
El propósito ‘making people happier at work’ cobra forma de múltiples maneras, para el equipo de Soluble y también para nuestros clientes. De hecho, hay tantas formas como personas. Una de las más repetidas, sin embargo, es buscar otra forma de entender el trabajo. Una manera que se ajuste al contexto y la realidad de las diferentes organizaciones y equipos: flexibilidad, autonomía, trabajo híbrido, full remote, horario intensivo, franjas de productividad...
En otra ocasión ya hablé de cómo perseguimos que el trabajo contribuya a tener una vida plena, a que seamos felices dentro y fuera de la jornada laboral. Y en nuestra búsqueda constante nos gusta rodearnos de ejemplos inspiradores —personas, empresas y equipos— que buscan su propia definición de felicidad y escriben sus propias reglas.
Interesante e inspirador es el punto de vista de nuestro admirado Carlos Hernández, CEO y fundador de Quaderno. Su software, desarrollado en remoto pero con buena parte de la plantilla en Las Palmas, automatiza la gestión de impuestos en las transacciones online para eliminar el estrés y la confusión que suele rodear a este sector. Es decir, reduce muchísimo las horas que las empresas —o más bien, las personas que están en las empresas— tienen que dedicar a descifrar cómo cobrar el IVA según el país donde se venda. En otras palabras, regalan tiempo. Tiempo para que sus clientes lo dediquen a hacer crecer sus negocios, tiempo para que se concentren en el trabajo que más les aporta. Tiempo para ser más felices.
No es casualidad que ya confíen en ellos más de 10.000 empresas. Tampoco que esto se viva también en el equipo de Quaderno: trabajan 25 horas a la semana. “Decidimos trabajar 25 horas a la semana porque no medimos la eficiencia por la cantidad de horas que pasamos sentados en una silla, sino por calidad de esas horas”, me dice Carlos cuando le pido que me cuente su experiencia. “Si a una jornada laboral ordinaria le quitas las reuniones absurdas, los tiempos de descanso y las conversaciones improvisadas, te quedan cuatro o cinco horas de trabajo realmente productivo”.
Para él “lo que no tiene sentido es seguir aplicando los mismos patrones horarios que hace 100 años”. Y yo no puedo estar más de acuerdo. Las jornadas laborales más flexibles y reducidas en empresas que trabajan por tareas y objetivos son, para cada vez más compañías, una consecuencia natural de esa forma de entender el trabajo y también la vida. Algunas ya han abordado el experimento de la semana laboral de cuatro días, algo que puede repercutir positivamente en las cuentas de la empresa. Ninguna de estas soluciones es perfecta para todas las empresas, lo sé, cada una tiene que buscar las suyas. Conquistar sus propias libertades.
Pero lo que sí está totalmente demostrado es que las personas trabajan mejor cuando tienen control sobre sus horarios. Porque eso significa poder atender sus biorritmos, responsabilidades y aficiones. En muchas ocasiones, también ser más productivos. Pero eso no es lo único importante: “¿Vamos un poco más lento que si hiciéramos 40 horas a la semana? Puede ser. No es un problema para nosotros. Para nosotros es fundamental tener una vida fuera del entorno laboral. Trabajar para vivir, no vivir para trabajar”.
Yo estoy convencido de que no estamos solos, de que Carlos es solo uno de los ejemplos que representan que otro trabajo es posible y de que sí, podemos ser más felices en el trabajo.