Sobre acicalarnos por fin.
Lo de Soluble con su –nuestra– web es una historia dramática que viene de lejos. Hasta ayer. Y es algo que me hace tremendamente feliz.
Por dar un poco de contexto: la web que estaba publicada hasta ayer fue diseñada y programada en apenas 24 horas y publicada en un tren suizo por Laurent mientras yo me dirigía a una entrevista en una radio nacional.
¡Y menos mal que lo hicimos! Las, aproximadamente, dos (2) visitas que tuvimos post-entrevista se merecían una web actualizada… Fue poco antes de constituir Soluble como empresa, a finales de 2015.
La versión de la web anterior a esa, en cambio, fue terminada de programar en el asiento trasero de un coche mientras conducíamos hacia Valencia y publicada desde un bar de carretera compartiendo los datos del móvil. Era 2013 y nos dirigíamos al Startup Weekend Valencia. Tenía que estar lista sí o sí. El llevar la web hecha de casa nos descalificó de inmediato.
Páginas provisionales venidas a más, que acaban instalándose durante años por unas razones u otras. Pero siendo honestos, uno de esos motivos pesaba más que el resto. Era el principal, el que frenaba todo y el responsable último de que no tuviéramos una web fiel a lo que éramos: yo mismo.
La web del estudio ha sido todo este tiempo mi rincón del pecado. El último proyecto con el que me permitía el bloqueo por perfeccionismo. Nunca “perderse camino a la excelencia” tuvo un sentido tan literal. Con la frustración que ello conlleva.
Afortunadamente, ese “fiel a lo que éramos” ha ido evolucionando hasta lo que somos hoy: un equipo de gente a la que admiro y con talento de sobra para construir cosas mejores de las que sería yo capaz.
Y es que esto creo que es lo mejor de nuestra nueva web: que todas y cada una de las personas que formamos Soluble a día de hoy ha participado directamente.
Todas hemos remado para que esto salga adelante. Sin cualquiera de las piezas que ha tenido algo que ver, la web no hubiera sido la que es. Hemos probado así en nuestras carnes las consecuencias de lo que siempre predicamos sobre hacer partícipe a todo el equipo. Y es brutal.
La alineación al definir la estructura y los contenidos. La realización ante el reconocimiento de los compañeros. La apropiación de la marca al aportar avances que se aceptan por unanimidad. El orgullo de ver que el resultado del equipo es mayor que la suma de las individualidades.
En lo personal, el haber sido capaz de dar un paso al lado y dejar el espacio para que cada miembro de Soluble participe directamente me da una paz maravillosa. Consolida de forma tangible un proceso duro de crecimiento personal que ha sido clave para el crecimiento del estudio. Pero de esto ya hablamos otro día.
Enorme orgullo contar con Jorge, Laura, Laurent, María, Máximo, Ona, Sofía y Sora. Felicidades y gracias, equipo.
Y la pregunta de hoy está clara: ¿qué os parece la nueva web?
Ismael Barros |