Sobre marcas y la verdad hallada.
Como creo haber recibido una buena educación desde niño, en la que se me ha dicho que cuando llegas a un lugar nuevo lo primero es saludar y presentarte, eso es lo que haré, saludar y presentarme. Hola, soy Ritxi y soy un buscador. Un buscador, sí. Creo que es la mejor manera de definirme; aunque no sé exactamente lo que estoy buscando. Esa suele ser la esencia del buscador, buscar y buscar, sin nunca encontrar. Porque además, si encuentras, dejas de buscar, y entonces ya no eres un buscador.
Aunque un buscador no encuentre jamás eso que busca sin saber qué busca, sí que halla otras cosas inesperadas en el camino. Algunas veces son grandes tesoros guardados por un dragón rojo. Otras, son solo pequeñas piedras disgregadas por el camino. Algunas veces preciosas, otras grises y monótonas. Pero lo importante de verdad, es aceptar que cada hallazgo, sea como sea, tiene un pasado sin ti, un presente contigo, y un futuro que no importa. Conviene acoger y agradecer, aquí y ahora.
En mi búsqueda vital de aquello no conocido, Soluble es un pequeño gran hallazgo. Pequeño por muchas razones. Enorme por otras tantas. Y yo supongo que seré otro hallazgo para Soluble. Con mi pequeñez también, y algo de grandeza, espero. Quizás no nos buscábamos conscientemente, pero nos hemos hallado. Y bendito el hallazgo; digno de acoger y agradecer. Pero vuelvo a la búsqueda vital. Hace poco, precisamente en una entrevista de las muchas que estamos realizando para los procesos de contratación abiertos en Soluble, una de las personas candidatas me daba una pista respecto a la hipotética definición de algo tan abstracto como la felicidad. Y eso es un hallazgo que no aparece todos los días. "La felicidad es vivir alineado coherentemente con tus valores". Tan sencillo y tan complicado. Alineación. Coherencia. Valores. Puro branding, por cierto.
Si el rumbo es ése, el camino pasa por descubrir esos valores, que no inventarlos; conocer lo que uno realmente es; quién es. Derrotar a la máscara y profundizar en la esencia. ¿Estamos preparados para ello como colectivo, como sociedad? ¿Es hoy más sencillo o más difícil que nunca? La hiper aludida pandemia nos está dando pistas y posibles respuestas a esas preguntas. Y yo lo aprendo cada mañana a las 9:30.
Quizás el teletrabajo nos haga estar tentados a pensar que nos hemos alejado como grupo, que aumentan las distancias, que se enfrían las relaciones, que las máscaras, corazas, armaduras, murallas, cascos, son más robustos que nunca. Y yo creo que no. Porque donde antes había una pose, un maquillaje, un peinado, un perfume, un disfraz, ahora hay un entrar realmente a la realidad de cada uno, a lo más profundo de su intimidad, a su verdadero y esencial yo. Y eso está rozando en algunos puntos la definición de felicidad.
¿Quién es Eli? La he visto una vez en mi vida en persona. Pero Eli nos habla sin miedo ni vergüenza de sus gallinas cada mañana, embutida en una manta por el frío de su pueblo, y tras ella, sus peluches favoritos. Nos cuenta cuando se va a comer, y nos avisa cuando vuelve. ¿Quién es Javi? Javi son las bufandas del Real Madrid y el Liverpool que cuelgan orgullosas sobre el mueble de su habitación, bajo el que ha dormido seguro la gran parte sus noches. Ese mueble sabe más de Javi que nadie. Ese mueble es Javi. ¿Quién es María? María es una cama perfectamente hecha. Ni una arruga. O a veces María es la casa de su familia en Portugal. ¿Quién es Sora? ¿Quién es Laura? ¿Quién es Ona? ¿Pablo? ¿Laurent? ¿Ismael? ¿Quién es Ritxi? ¿Qué es Soluble?
El remoto no nos aleja, el remoto nos acerca cada mañana a un pedacito más de la verdad de cada uno. De su coherente y honesta felicidad. Y yo lo acojo y lo agradezco. Un buscador quizás no encuentre nunca, pero hallar sí halla. Hallar, halla.
Ritxi Ostáriz
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